El
cine resplandece como preludio del entretenimiento. Cada película se presenta
ante la expectativa contemplación de nuestros ojos como un mundo que precisa
ser descubierto y suscita a la propagación de diversas emociones: nos provoca
llanto, risas, lamentos, odio, angustia, etc.
Pero,
¿qué puede generar la repetición constante de escenas determinadas? ¿Qué puede
representar la repetición de determinados estereotipos físicos? ¿Son los países
o sus pobladores tal como lo reflejan la cantidad significativa de películas
taquilleras? ¿Qué puede generar en el espectador que el “destino” del personaje
principal radique en las elecciones y aptitudes individuales? ¿Qué puede
generar la repetición de escenas como la ingesta de psicofármacos, la
persistente compra de mercancías, etc.? Slavoj Žižek dijo
que “el cine es la más perversa de las
artes, no te da qué desear, te dice cómo desear”. El cine parece haberse
revestido en una manta de entretenimiento afectiva pero, a su vez, también parece
representar un trasfondo de intereses no visiblemente aprensibles; metáforas y
representaciones simbólicas investidas y recubiertas por una ideología que
constituye intereses particulares. Dijo Antonio Gramsci que “la conquista del poder cultural es previa a
la del poder político y esto se logra mediante la acción concertada de los
intelectuales llamados "orgánicos" infiltrados en todos los medios de
comunicación, expresión y universitarios”. Es así que el cine sirve como
herramienta en la construcción de un mapa cultural.
En este blog nos proponemos intentar representar
–con los riesgos que esto conlleva- a la otra cara de esta especie de “doble
naturaleza” del cine; porque puede ser instrumento de reproducción a través de
la repetición discursiva, pero a su vez, -al igual que centenares de libros y
otros medios- a partir de la manifestación de simbolismos y metáforas, permite
nuevas formas de lecturas, la reconstrucción de un nuevo marco de
auto-reflexión, nuevo horizonte de inteligibilidad. Que nos sirva de ejemplo
una película de ciencia ficción, ella
permite plantearnos interrogantes,
ya que deconstruye lo que llamamos nuestro “mundo real”, actual. Nos
desestructura, nos provoca, nos inquiere, nos moviliza, nos alerta, nos
zarandea, nos desacomoda, nos sacude, nos deja pensando…porque el cine también da
cuenta de elementos que pueden servir como herramientas de crítica para
aspectos que han sido objeto de reificación, de naturalización, elementos que
ceden a una crítica socio-cultural.
También fue Žižek quien dijo
que “se puede aprender más de una ´buena´
(en términos representativos) película de Hollywood que de un análisis
sociológico profundo de nuestras sociedades”.
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